300 326 9527

| Miércoles, 08 Junio 2016 |

Jugar con nuestros hijos desarrolla y aumenta su capacidad de concentración

Tirarnos al piso y jugar con nuestros hijos es una de las cosas más hermosas que cualquier padre puede experimentar. Sin embargo, con la llegada de la tecnología puede que, lamentablemente, a veces no centremos toda nuestra atención en esta actividad.

Una investigación llevada adelante por Chen Yu y Linda Smith de la Universidad de Indiana Bloomington, Estados Unidos, nos invita a reflexionar sobre la importancia de jugar con nuestros hijos, enfocados en que ambos nos entretengamos.

Según este estudio, la capacidad de mantener la atención de forma sostenida (una de las grandes virtudes que tenemos los seres humanos) puede verse muy favorecida si nosotros, los padres, nos comprometemos a guiar a nuestros hijos en los juegos, evitando distraernos con el celular o la televisión.

Los investigadores, que registraron los movimientos de la mirada de padres y niños, encontraron que si el adulto se mostraba involucrado en el juego, el chico también lo hacía con mayor énfasis. Por el contrario, si el progenitor estaba atento a otra cosa, la capacidad de atención e interés de los chicos decaía.

Somos muy importantes en el crecimiento de nuestros hijos, siendo el juego algo muy destacado que puede ser una gran felicidad para los niños y, también, para nosotros. Por esta razón, apagar la televisión o el teléfono móvil nos ayudará a centrarnos en esta actividad que es muy positiva para que los chicos puedan desarrollarse en su máximo potencial.

Padres: no lo duden, jugar crea un escenario de comprensión y comunicación que potencia el aprendizaje espontáneo del niño. Al juguetear con sus padres, el niño interacciona y gana en autoestima, se produce una situación positiva de apego e intercambio de experiencia y le aportamos tranquilidad, potenciamos las relaciones sociales y ayudamos a explorar, aprender y refinar sus habilidades.

Un niño que juega aprende a influir en los otros regularmente, a controlar sus emociones y a reconocer las señales afectivas y las emociones ajenas, ya que fomenta la imaginación y la creatividad.

Jugando los niños se tornan menos agresivos y más tolerantes y exitosos en las tareas escolares. Aprenden a regular y a controlar los sentimientos negativos. Además, a través del juego, los niños nos cuentan sus preocupaciones e inquietudes y los llegamos a conocer. Y ellos a nosotros. De este modo, se produce un vínculo de verdadera amistad y relación familiar.

Padres, no hay excusas, por favor: ¡A jugar!

Más Populares